SINOPSIS
El cuento narra la celebración del duodécimo cumpleaños de la infanta. Para dicha ocasión actuó ante ella un enano deforme muy feo, el cual hizo que la infanta se riera y disfrutara muchísimo. Tanto disfrutó que quiso que actuara solo para ella más tarde. El enano, que no era consciente de su aspecto físico, al saber la noticia se puso muy contento, pensando que le gustaba a la infanta y llegando a hacer planes para llevársela al bosque con él para actuar siempre para ella. El enano, al pasear por palacio en busca de la infanta, encontró una sala en la que había un espejo y en él, un horrible monstruo, que no era más que su mismo reflejo.
MI OPINIÓN
Si he querido leer una historia que expresase la frivolidad dentro de los círculos sociales y de la insensibilidad humana, este cuento lo ha conseguido. Con pocas páginas nos transporta a un escenario ostentoso, de inferioridades y superioridades frívolas, interpretados por unos cuantos personajes, siendo los principales unos jovencitos que no superan ni los 15 años (hay uno solo entre los mencionados aristócratas que se encuentra entre ésta edad).
Por un lado tenemos a una infanta, que representa todo lo hermoso, lo elegante, lo superior de la clase social, lo distintivo, pero con un corazón tan negro y tan manchado como lo sería el de cualquier monstruo, sin conciencia moral; y por el otro, tenemos a un enano que es todo lo contrario y que posee un corazón noble.
El enano era feliz mientras no tenía noción de su aspecto físico, pues nunca había estado frente a un espejo hasta que estuvo en el palacio. Era ajeno a las burlas e ignoraba por completo que era su persona el objeto de las mismas. Su ignorancia era su inocencia, en pocas palabras.
Por donde, esta es una de las tantas críticas que Wilde plantea en sus historias sobre la condición humana, la deshonestidad de las clases sociales ante los menos pudientes, la imposición, la sumisión, la concepción de la belleza y de los estándares que ya se tenían sobre ella y las banas costumbres. En esta historia se representa todo junto.
Tiene un ambiente bien descrito, personajes bien escenificados y un hilo completamente lineal con un ritmo que nunca baja. Mantiene el estilo desde el comienzo hasta el final.
Honestamente me gustó como Oscar ha tratado esta historia, sin pelos en la lengua — o en este caso—, sin falta de tintas en la pluma. Es un cuento que te invita a reflexionar y, por supuesto, a disfrutar de la prosa del autor, la cual, en esta historia es muy amena.
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