Actualmente terminé la segunda temporada y voy a empezar la tercera, pero antes me gustaría pausar para platicar un poco de esta serie.
Tengo en mi ordenador "Estudio en escarlata"desde hace mucho y no lo había podido empezar ni terminar por falta de motivación. Pero quizá ahora, después de haber visto algunos capítulos de esta serie, me he motivado a retomar la primera aventura de Sherlock y aprender un poco más de él y de su actitud, conocer más a fondo a este icónico personaje.
Al saber tan poco del Holmes de los libros, me enfocaré más en el Holmes de la serie y debo decir que en un principio la actuación de Benedict Cumberbatch no me simpatizó del todo en el papel de Sherlock, admito que fue algo momentáneo porque luego te acostumbras a él y te adaptas a su carisma para interpretar a tan prepotente personaje.
A quien amé de inmediato fue a Martin Freeman como John Watson, me cayó en gracia inmediata con esa actitud de hombre sensato y franco, su química con Cumberbatch causó aún una mejor impresión y resaltaba a ambos personajes.
Varios de los actores son una maravilla y al ser interpretados por un reparto británico se siente un aire diferente a las adaptaciones americanas y llenas de acción de la corriente Norteamericana, sino un aire con un poco más de calma y dándole lugar a los eventos deductivos con más naturalidad.
Por un lado tenemos a Watson, que es la voz de la razón, a Sherlock que es la voz de la deducción y por último, y no menos importante, a Mycroft (que ya todo lector de Holmes conoce), el cual es la viva imagen de la clase y el indolente diplomático. Entre otros personajes, como el personal del departamento de policías, en el que destaco al inspector Lestrade (interpretado por Rupert Graves), el cual agradó mucho en su personaje.
Tanto la primera como la segunda temporada me dejaron deseos de ver más, con el único inconveniente de que el personaje de James Moriarty fue el único que me desagradó por lo patético de la actuación. El archienemigo de Holmes más bien parecía un loco niño desquiciado y su presencia no representaba temor o una amenaza real, sino algo chistoso.
Era el típico villano siniestro y cínico que oculta su maldad con una sonrisa y burla sin medida, pero vende la personalidad de un niño que cree que es intocable llegando a un punto burlesco y tonto. El papel no le quedó del todo bien al actor, pero bueno...
Evidentemente la serie deja su época victoriana para acentuarse en el presente siglo XXI, adaptando algunas de las aventuras de los libros a acontecimientos modernos.
Cuando termine las otras dos temporadas entonces sabré qué decirles porque me gustan los análisis generales y más por tratarse de una serie tan corta (3 episodios por temporada).
Hasta una próxima entrega, Bye.
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